La Formación Profesional ha evolucionado de forma notable en estos últimos años, buscando adaptarse a todos los restos del mundo laboral actual. En este contexto, el llamado aprendizaje basado en proyectos (ABP) se ha presentado como una metodología innovadora que sitúa al alumnado en el centro del proceso de enseñanza. Cambia por completo la distribución de las enseñanzas, y se busca que aprendan mediante el desarrollo de proyectos reales y colaborativos. Gracias a eso, los estudiantes adquieren competencias técnicas y transversales que les preparan para la vida fuera del aula.
¿Qué es el aprendizaje basado en proyectos (ABP)?
El aprendizaje basado en proyectos choca de forma directa con las metodologías de enseñanza pasivas, puesto que busca la participación activa de los estudiantes en el aula. El objetivo es que los alumnos trabajen durante un periodo determinado de tiempo en la resolución de un problema, o en el desarrollo de un producto final. Normalmente es en grupo, con lo cual implica la colaboración entre compañeros. Este enfoque suele partir siempre de una pregunta o de un reto, y culmina con un producto tangible que luego se evalúa.
A diferencia del enfoque tradicional, el ABP promueve un aprendizaje contextualizado donde los contenidos teóricos se integran con la vida fuera del aula. El alumnado no estudia conceptos aislados, sino que aprende haciendo y se enfrenta a retos similares a los que encontrará en su futura profesión. No solo fomenta la adquisición de contenidos técnicos, sino también habilidades muy útiles: trabajo en equipo, comunicación, autonomía, resolución de problemas… Y en el ámbito de la FP, donde la empleabilidad es una prioridad, es una metodología que encaja con los objetivos formativos.
Características del aprendizaje por proyectos
El ABP se diferencia de otras metodologías por unas características propias que son las que marcan la diferencia:
- Está realmente centrado en el estudiante, asume un rol activo. Los docentes funcionan como guía.
- Los proyectos parten de situaciones que son auténticas y que requieren soluciones prácticas.
- Se aboga por la multidisciplinariedad, puesto que un mismo proyecto puede integrar conocimientos de materias distintas del mismo ciclo formativo.
- Los estudiantes se suelen organizar en equipo, buscando así la colaboración de los estudiantes. Esto fomenta las habilidades sociales y cooperativas.
- El proyecto culmina con un informe, una exposición, un vídeo, un prototipo… Una tarea final que se entrega.
- Es evaluación continua, porque no se limita al resultado final, sino que valora todo el proceso completo de aprendizaje, desde la planificación hasta la ejecución final.
Todas estas características son las que hacen del ABP una herramienta muy poderosa que permite conectar la teoría con la práctica.
Beneficios del ABP para estudiantes de FP
Este tipo de metodología trae consigo una serie de ventajas claras para los estudiantes, tanto desde el punto de vista profesional como desde el pedagógico. Y vamos a verlas una a una para analizarlas:
Desarrollo mucho más completo de competencias profesionales
Permite que los estudiantes apliquen de forma directa todos los contenidos que han extraído del ciclo formativo en situaciones prácticas. Esto facilita que se asimilen todos los conceptos y, además, consigue que la retención del conocimiento mejore.
2. Mejora del trabajo en equipo y de la comunicación
Como implica el trabajo en grupo, se fomenta la colaboración, la responsabilidad compartida y la negociación, además de la mejora de la comunicación tanto oral como escrita.
3. Incremento de la motivación y del compromiso
La base del ABP es que el reto conecte de forma directa con los intereses y las necesidades del alumnado. Gracias a eso, aumenta considerablemente la motivación y los estudiantes se implican de forma activa.
4. Preparación para el mundo laboral
El ABP simula escenarios profesionales reales, permitiendo a los alumnos disponer de una experiencia mucho más ajustada con la realidad de su sector. Eso hace que tengan una mejor preparación para trabajar y que, por ende, la empleabilidad sea mayor.
5. Aprendizaje autónomo y significativo
A través de esta metodología, los alumnos aprenden a organizar su trabajo, a investigar y, además, a tomar decisiones basadas en información previa. Con este enfoque, pueden desarrollar su autonomía y su capacidad crítica, que son dos cualidades muy valoradas en el mercado actual.
Cómo implementar ABP en el aula de FP
Implementar el ABP en ciclos de FP requiere, por parte del profesorado, una planificación cuidadosa y una alta implicación tanto del profesorado como del alumnado. Y hay ciertos pasos que pueden ayudar:
- Identificación del reto: siempre debe haber un punto de partida vinculado al perfil profesional del ciclo. Tiene que ser lo suficientemente complejo como para que requiera investigación, pero siempre accesible al nivel del alumnado.
- Planificación: se debe definir la duración del proyecto, cuáles son los objetivos de aprendizaje, los contenidos implicados, las tareas a realizar… Y, cómo no, los criterios de evaluación.
- Organización de los grupos del alumnado: lo más efectivo, según señalan los últimos estudios, es que los equipos sean heterogéneos. Se asignan roles a cada miembro, que busquen siempre aportar fortalezas.
- Desarrollo del proyecto: los estudiantes realizan su investigación y van ejecutando el proyecto, siempre con la orientación del profesorado.
- Presentación del producto final, que dependerá en buena medida de cuál sea este producto.
- Evaluación y autoevaluación: debe considerarse tanto el producto final como todo el proceso de trabajo. El esfuerzo individual, la participación, la resolución de problemas… Y debe incluir rúbricas y actividades de coevaluación y autoevaluación, porque enriquece mucho la etapa.
Ejemplos prácticos de proyectos ABP
Hay muchos ejemplos dispares de proyectos ABP que pueden servir como inspiración. Como el desarrollo de una app en ciclos de informática, donde los alumnos pueden trabajar en el desarrollo de una aplicación real para una pequeña empresa local. A través de este proyecto, lo que hacen es aplicar conocimientos de diseño, gestión de bases de datos y, además, presentación final al cliente.
En el caso de una FP de imagen y sonido, por ejemplo, se puede crear una campaña de sensibilización sobre el abandono de animales en verano. Requerirá que creen un guion, que graben y editen un vídeo y que, posteriormente, pasen a la difusión del mismo.
Si hablamos de una FP de Marketing y Publicidad, por ejemplo, podrían trabajar en el desarrollo de una estrategia real para una empresa local. Esto incluiría un análisis DAFO, la definición de buyer persona, campañas de redes sociales, SEO, diseño de materiales gráficos… Y les acercaría notablemente a lo que supone un trabajo real.
Es decir, que el aprendizaje basado en proyectos es una metodología aplicable a todos los ámbitos y capaz de transformar el aula en un entorno de trabajo activo, realista y colaborativo. Y su aplicación en la FP es positiva, puesto que mejora la adquisición de conocimientos técnicos y potencia habilidades clave para la vida laboral.
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